viernes, 2 de marzo de 2007

La Generación del Cusco Rojo y la revista “kuntur”



En el centenario del nacimiento de: Julio G. Gutiérrez Loayza, Sergio Caller y Mariano Fuentes Lira
La Generación del Cusco Rojo y la revista “kuntur”
Escribe: Julio Antonio Gutiérrez Samanez


La trayectoria cultural del grupo Ande, editores de la Revista Kuntur, se remonta a las generaciones que le antecedieron, en especial la Generación de la “Escuela Cusqueña”, agrupada en el Centro Científico del Cusco, 1897-1907 y los discípulos de ésta: La generación de “La Sierra”, cuyos epígonos fueron maestros del grupo Ande.
Fue en el Centro Científico del Cusco, en que personajes como Ángel Vega Enríquez, artista, periodista y fundador del diario El Sol, junto con personalidades como Antonio Lorena y Fortunato L. Herrera, comenzaron a interesarse por la situación social del indígena, que décadas antes fuera denunciada valientemente por la escritora cusqueña Doña Clorinda Matto de Turner y, en Lima, por Manuel González Prada.
El indigenismo cusqueño como corriente social y política se inicia con la prédica de Vega Enríquez, uno de los inspiradores de la Huelga Universitaria de 1909, contra esa universidad feudal y atrasada. Los estudiantes que tomaron el local universitario en demanda de una reforma radical, tenían inspiración anarquista y estuvieron organizados en la Asociación Universitaria que llegó a editar la revista “La Sierra”, con este grupo el Dr. Alberto Giesecke, un norteamericano de 26 años, transformó el viejo claustro en una de las universidades más avanzadas del sub-continente.
Los principales líderes de esa generación: Uriel García Ochoa, Luis E. Valcárcel, Romualdo Aguilar, hicieron estudios sobre el indio, denunciaron los abusos del gamonalismo y penetraron con sus obras en el conocimiento de la historia, la arqueología, la antropología, el folklore y el arte indígenas; era pues, natural que, con el correr de los años, aquel indigenismo lírico y de investigación científica, generase, en la nueva hornada de estudiantes, el indigenismo político, porque de la constatación y crítica de los hechos, abusos y crímenes del gamonalismo contra los colonos y comuneros indígenas, se pasaría a la acción política, en demanda de reivindicaciones y la organización de la clase trabajadora obrera y los campesinos en sindicatos, con ello a la orientación revolucionaria de los explotados.
Ya en 1920, el Cusco había sido sede del Congreso Fundacional de la Federación de Estudiantes del Perú, con el protagonismo de personajes como Víctor Raúl Haya de la Torre, José Luis Bustamante y Rivero; una de las mociones de ese congreso fue la fundación las Universidades Populares González Prada.
Eran los tiempos del segundo gobierno de Leguía conocido como la “dictadura del oncenio”, que había dictado la Ley de Conscripción Vial, con ese motivo se realizaban redadas y se llevaba, abusivamente, a los pobladores indígenas encadenados o amarrados como esclavos para el servicio gratuito de construcción de carreteras, al mismo estilo de la colonia, con esto la tiranía leguiísta se ganó la repulsa popular. Fue también Leguía quien facilitó la introducción de los capitales imperialistas norteamericanos al admitir la presencia de la International Petroleum Company, la Cerro de Pasco Corporation, Fundation Company, etc., para la explotación de nuestros recursos naturales y la mano de obra de miles de obreros en beneficio del imperio yanqui.
Así comenzó a funcionar, en mayo de 1924, la Universidad Popular González Prada, una escuela de indigenismo e ideología de vanguardia, con la participación de maestros como: Luis E. Valcárcel, Antonio Lorena, Alberto Delgado, Rafael Tupayachi, Casiano Rado, etc. Su secretario fue Leonidas García. Pronto fue clausurada por insidia del clero.
Luis Yabar Palacio, Roberto Latorre, Luis F. Paredes, editores la revista “Kosko” -que alcanzó varios números y salió en tres etapas- hicieron la defensa de la Universidad Popular, el gobierno persiguió y encarceló a sus líderes.
En 1926, el Dr. Valcárcel, junto con Uriel García, Luis Felipe Paredes, Casiano Rado, Roberto Latorre, Luis Felipe Aguilar y Félix Cosio Medina, formaron el grupo “Resurgimiento” que tuvo mucha cercanía con el grupo de José Carlos Mariátegui, que publicaban en Lima la revista “Amauta” y que fueron pregoneros del marxismo y las ideas socialistas.
La Revista Kosko, la Universidad Popular y la Universidad San Antonio Abad,-que había perdido los bríos de la reforma del Dr. Giesecke-, fueron el caldo de cultivo de una generación de estudiantes de la Facultad de Letras que se organizaron en el grupo “Ande”. Este grupo afirmaba en sus estatutos buscar “la culturización de las masas populares y la orientación a ideales de verdad”.
“Ande”, reunía a jóvenes intelectuales y artistas universitarios bajo la dirección de Román Saavedra y preparaban la revista “PUTUTO” “Revista oral de arte, crítica y polémica” en la que participaron: como escritores y poetas. Román Saavedra, Oscar Rozas, Carlos Valer, Sergio Caller, Aquiles Chacón, Luis Adolfo Delgado, Julio Moreno, Humberto Chacón, Julio B. Paliza y Federico More (como invitado). Julio G. Gutiérrez, Mariano Fuentes Lira, Alfonso González Gamarra, Francisco Olazo y Alcides Frisancho participaron como pintores y xilógrafos. Estos pintores del grupo participaron en la muestra denominada Primer Salón del Ande.
Román Saavedra, en una oportunidad, prestó a mi padre la revista “Pututo” empastada como libro; en ella pude ver los dibujos y escritos de esa generación.
En 1927 apareció, la revista “ALBORES” del grupo de estudiantes mujeres de la universidad cusqueña, entre ellas figuraban: Concepción Ramos, Lucrecia Núñez de la Torre, Carmela González Gamarra, etc.
El año de 1927 el grupo “Ande” postuló al Dr. Uriel García para el rectorado de la universidad, pero esta pretensión fue negada por lo que los estudiantes se vieron en la necesidad de impulsar una Huelga Universitaria y el grupo Ande publicó los dos números de la revista “KUNTUR”, dirigida por Román Saavedra o “Eustakio Kallata”, teniendo como redactores y colaboradores a: César González Willis, Sergio Caller, Julio Moreno, Aquiles Chacón, Oscar Rozas, Julio E. Torres, Rosa Rivero, Concepción Rivero, Carlos Valer, Corina Latorre, y Estela Bocángel; con xilografías, viñetas, carátula grabada y comentarios de arte de Julio G. Gutiérrez L, Alfonso González Gamarra y Rosa. Augusta. Rivero.
Al respecto Julio G. Gutiérrez escribe en su libro testimonial: “Poseídos de febril entusiasmo iniciamos el trabajo: Acopio de material literario y gráfico, búsqueda de anuncios comerciales para financiar parte de los gastos de edición, en lo cual nos ayudaron importantes firmas comerciales, a través de Sergio Caller y numerosos amigos nuestros”.
Kuntur, (publicado en octubre del 27) era el heraldo de la nueva fe; era una voz condenatoria y viril, venía a gritar fuerte su verdad desnuda y ruda, traía el ansia bélica de los que preparaban la revolución social. Estaba abierta a todos los horizontes y condenaba el abuso del gamonalismo contra la raza nativa.
Por eso arranca con un Idearium Andino, escrito por el escritor puneño Federico More, en el que estampa esta frase lapidaria y extremista: “Ser peruano es sinónimo de ser antilimeño; ser limeño es la antítesis de ser americano”, para hacer la apología del serranismo y del serrano como un individuo “duro y profético, dogmático y rotundo”, por estar lapidado por todos los olvidos y tener las virtudes del mártir y del héroe. More se pregunta: “En medio de esta naturaleza millonaria ¿qué falta hace Dios?”...estamos acostumbrados a poseer a la mujer en mitad de la pampa o antes de vadear un río”...en América Dios no puede pedir patente de invención”... “El hombre jadeando sobre la vida, engendra filosofía, arte, ciencia. Y debe gozar cuando eyacule. La religión es el semen derramado: es hija del onanismo de los enfermos o de los desesperados... América, no necesita más de creencias ni más doctrinas. En la belleza y la inmensidad de su tierra lo tiene todo”.
Saavedra en su artículo Perú en Ojotas, critica con sorna a “ellos, los indios” diputados, senadores y latifundistas, en alusión a José Ángel Escalante, autor del panfleto “Nosotros los indios” ridiculiza la tranquilidad porcina, la palabrería untuosa y perfumada o el Inkanismo de sus contemporáneos y se mofa de esa juventud que “anda cuidadosa y creyente de la infalibilidad de sus ídolos y mojándose la bragueta cada vez que oye la palabra rotunda y preñada de verdad del Hombre. –(Una juventud que) anda en la mula retacona y abozalada y teme el potro salvaje de la libertad juvenil, de la locura primaveral, de la vida. No es falta de rebeldía, ha nacido vieja. La generación actual sigue embromándose con la cantinela de eterno revolucionarismo entre tufaradas alcohólicas y nadie se prepara para la lucha futura. Rumian en pésimos versos su impotencia y bravuconean cuando se han ingerido vasos de cerveza hasta las heces”.
Saavedra quiere crear el espíritu revolucionario, luchar contra el gamonal viejo y hacer el cruce a la fuerza, desmigajar los latifundios, crear como política el sovietismo agrario. “El indio fornido y vital vendrá a conyugar con la SEÑORACHA y habrá brotado una nueva raza fuerte y recia hecha a la fatiga y al amor”. Mostrando de esta manera “un pan-sexualismo mórbido” que criticara veladamente Mariátegui en una nota de felicitación dirigida a Saavedra.
En Kuntur, Uriel García estampa un capítulo de su Nuevo Indio, una obra de creación filosófica, de reflexión nueva sobre la realidad y la historia. Allí analiza el duro trauma de la conquista, la necesidad de la violencia y muerte en el proceso histórico, dice que “las culturas como la vida individual son triunfos constantes sobre las imperfecciones; y reconoce –criticando a Mancio Sierra de Leguízamo- que sobre todos los males la invasión conquistadora abrió nuevos horizontes y destinos. “Es absurdo tratar de despojarse de adquisiciones posteriores...Adoptar normas de la vida pasada es retornarlas a la vida actual. Inyectarlas de presente, modernizarlas, es decir transformarlas y hacerlas otra cosa nueva, válida para el futuro. Sólo así el pasado puede tener rendimientos fecundos”; en otro párrafo dice: “entiéndalo bien las juventudes de América, nacionalismo tiene que ser universalismo”. Aconseja liberarse de las fatalidades del pasado y crear una nueva cultura un nuevo hombre: indio, mestizo, blanco compenetrado del paisaje andino, de la emoción vernácula y, a la vez, dilatado por el pensamiento universal.
Para Rosa Rivero “(Las) semillas de la planta reproducen la especie pero no reviven la planta madre...Kuntur es de alturas de nieve pura, no es el gallinazo de los muladares para mantenerse de carne putrefacta.” Otra participante, Corina Latorre, exclama: “¡Feminismo! ¡ feminismo! Ya sonó el clarín de la libertad de la mujer”. Y se refiere a los avances en la reivindicación social y jurídica de su género.
El Dr. Valcárcel escribe sobre la Reforma Universitaria, dice “ detestamos... el frac de las ceremonias...todo eso huele a conservadurismo rancio en estos días del overol y la blusa triunfantes...El tono magíster es una voz falsete que crispa los nervios. El pupitre del profesor todavía es el púlpito. La conversación compañeril, en torno a la mesa redonda debe reemplazar a la solemne perorata ex-cathedra” Valcárcel, uno de los que formuló la propuesta de Reforma sancionada por estudiantes y maestros que aquilató Mariátegui en sus “7 Ensayos”, como la más avanzada tentativa, nos hace ver que se perseguía como ideal el modelo alemán “Nada de exámenes, títulos, de notas ni expedientes. El alumno se matricula al lado del profesor X o Z y cuando se siente capaz se somete a las únicas pruebas de competencia, después de haber estudiado cinco o diez años”. En otro lugar aboga por el trabajo manual y los oficios. Y por una universidad democrática, animadora y perfeccionadora de todas las aptitudes.
En el artículo de Julio Luna, sobre la Huelga Universitaria, se protesta por que a la juventud se la tuvo deprimida y de rodillas con viejas teorías y latinajos, con un rutinarismo conservador enemigo de toda renovación. Una universidad que calificaba irresponsablemente a “una plétora apretujada de profesionales ignorantes que no saben que hacer con su título de doctor ante la dura realidad de la vida serena e incorruptible, donde no basta la fácil calificación de suficiencia otorgada por unos jueces sin integridad, ni responsabilidad, todo ese proletariado profesional de un millar de jóvenes minados por el pesimismo y obligados a encararse con el grave problema de comenzar con una auto-educación, es debido totalmente a la falta de honradez, de competencia y de verdadero cumplimiento del deber del cuerpo docente de catedráticos”.
La juventud se había rebelado “contra la tiranía de la estulticia y la caducidad”. Cuánta actualidad cobran estas palabras hoy en día, cuando no hay juventud capaz de transformar esta misma universidad en pleno siglo XXI.

“Sube más Kuntur y descansa
en la arista más ocre y más alta;
te mancharé de mi anhelo indio;
si abres la herida
desenterrarás un cofre de ascuas
y si quieres beberlas
sorberás rubíes
que atizarán un volcán en tus entrañas;
sube más Kuntur
llevas mi ambición en tus alas
y mi rebeldía en tu rebeldía”.
(fragmento del poema de Sergio Caller)

En la sección “Bestias y libros” de Kuntur, Saavedra con verbo punzante arremetió contra escritores locales y sus obras: Lizandro Caller, por su novela Ccori Champi, (“no es novela ni nada; es un zurcido de escenas aún sin conexión, es algo así como una colcha polícroma”). Manuel Jesús Gamarra (“ el libro es obra de un hombre macuco y desde luego pregona tardía virilidad...intelectual”); Francisco Iberico, (“un señorete enmedallado aparece en la falsa portada, se creería que se trata de un barbilindo diplomático de la “República del Cebollado”); Rafael Calderón (“¿qué Psicología ha escrito ese señorito lampiño, que tanto serviría para “chulo” como para nuncio? Semejante libro hecho con criterio de ama de llaves no debe usarse de texto en ningún colegio”) y contra la revista “La Sierra” de Lima (“Se llama “Órgano de la Juventud Renovadora Andina”, lo cual es ya mucho; pero la verdadera juventud es la que vive y lucha en estas quiebras, no es la que lacayunamente se va arrastrando por la cloaca ni la que erige pedestal, por cierto de barro, para un catedrático expulsado y repudiado por la juventud”... “¿Qué revista andina es esa que se asusta pacatamente del formidable Federico More, el creador de la estética autóctona?”)
En el Boletín Universitario, a cerca de la Huelga se lee: “Los alumnos tienen los maestros que se merecen. La serie de los respetuosos y machacones, que se quedaban atarugados a la verborrea del catedrático han formado el bloque reacio para prestigiarlos y retardar el grito de liberación. Universitario quería decir acatamiento, abozalamiento y en cada pupilo –no estudiante, hay que llamar por su nombre- se iba larvando el animal servicial, domesticable; acatador fanático de lo que un pobre diablo expelía en las aulas y doctrinas y moralidad iba a pisotear en las calles, en su vida. Individuos adocenados, atestados de ropavejería intelectual...Vida universitaria? Vida sanchopancesca, vida de tullidos y capones. De las aulas jesuíticas sólo zafan y continúan todavía, señoretes que en sus sórdidos estudios rumian su impotencia y echan testuz peludo de asno”.
El Hondero Huamán, se las ve con la “Revista del Derecho”, (“confeccionada como desde una caverna cuaternaria, es más una colección de decretos y resoluciones que publican todos los periódicos de Lima y que puede hacerla tanto un herrero como cualquier plumífero. Podría ser digno órgano de los escribas y fariseos del tiempo de Pilatos y no de una agrupación de profesionales del Derecho”)
Ante semejante verbo insolente, salió a la arena, oculto en el seudónimo de Bayardo, en “El Diario” del 17 de noviembre de 1927, un sacerdote español llamado Jaime Aicua, quien escribió el artículo titulado “Kuntur”, en el intento de polemizar y ridiculizar a la formidable revista y a sus redactores, a quienes califica de “cerdos mentales (que) se revuelcan en cieno de un estilo pestífero de burdel. ¿Idearium Andino? Pocílga, pocílga y pocilga”) y se rasga las sotanas al comprobar la filiación de Kuntur (“-De seguro, y si no tienes mal olfato, habrás echado ya de ver que hiede a pólvora....Yo soy un polvorín....-Ya decía yo; sin embargo, ese olor a pólvora no se parece a los otros; más bien hiede a overol de Lenine...” en otro párrafo exclama exaltado: “Si es perfeccionamiento, sí; si es bolchevismo, no, ¿Estamos?”. Aicua en el segundo artículo pidió la muerte para Kuntur.
La respuesta en el segundo número de Kuntur (enero de 1928) fue demoledora, en un boletín denominado ZARPA. Inserto en Kuntur. Contra la “plaga de seres neutros que se llaman curas o frailes” pues, “dentro de poco el Perú será una colonia del Vaticano: un pueblo pútrido donde podrán cebarse estos gallinazos ensotanados...(que)...alargan sus tentáculos para aprisionar todo, inclusive el libre pensamiento. Cuando la última sotana se incinere el Perú se habrá libertado de una de las mayores infamias; de la infamia de ser agrilletado por el fanatismo estupidizante” E. K’allata. En la nota Un Títere Gramatical, Roberto Latorre, ajusta cuentas con alguien “con sotanas que quiere ocultarse bajo el innecesario pseudónimo de “Bayardo” como si su nombre no bastara para dejarlo en la postura anónima, en un arranque estulto, salta por ahí deseoso de buscar una significación, un motivo, una razón a su existencia parasitaria y hace de dómine... Este pobre diablo, clérigo y saltimbanqui, suponiendo que piruetear, echar cruces y tragar hostias o hacer crítica es una misma cosa, tiene la ocurrencia de corregir –gramático sui géneris,- las inserciones publicadas en el número 1 de la estupenda revista Kuntur. Cuanto el imbécil “Bayardo” dice, hace, diga o haga, para nosotros y para el resto del mundo no tiene importancia ni merece atención. El estéril emponzoñamiento, el impotente babear de batracio con polleras, le satisface cuando más una fisiológica urgencia y halaga a unos cuantos infelices que, posiblemente, sienten odiosidad y miedo a Kuntur”.
K’allata, vuelve a la carga en el artículo “El cerdo tonsurado” diciendo: “Uno de esos infelices baturros pescados en las playas españolas, ha sentado plaza de poeta y de crítico. Tiene estos estigmas:..nariz de balano, tez cárdena y ojos porcinos...Sus gazapos son el trasunto de su cara: repliegues de sodomita. Por su lenguaje burdelario se patentiza que en tiempos de penurias era un caballerito de industria y como todo lo que escribe huele a W. C., creo que debe ser coprofágico. Este pécora aderezado de latinajos y de agua bendita se insolenta, despotrica, por los artículos publicados en la revista “Kuntur”; como se trata de un degenerado discípulo de Onán; individuo infectado y rabioso, no se le puede replicar, ni hacer caso. Es un cerdo sifilítico tonsurado que hoza en donde puede. ¡Ah, este criticastro ensotanado es un tal Jaime!”.
Era de esperarse que, de consuno, todas las fuerzas reaccionarias: clero, milicia y oligarquía, en plena dictadura de Leguía, complotarían contra Kuntur, para liquidarlo.
La represión no tardó en llegar y se prohibió su salida, se persiguió a su director que tuvo que salir del Cusco, en tanto que la universidad permaneció clausurada durante tres años.
Desde su auto exilio en Puno, Saavedra o K’allata, defendió a Kuntur, de las insidias lanzadas desde “La Sierra” de Lima, dirigida por J. Guillermo Guevara, en un suelto titulado “Algunas frescas a un Guevara” (setiembre de 1928), (antes de la salida del segundo número), donde inserta estas palabras: “Ahora defiendo esta revista (Kuntur) vertical y de hombres. Voz de una generación testiculada que desolló a todos los chiflados del pergamino; regó bastante creso espiritual en el osario libresco de los grafómanos y no espolvoreó con alabanzas a los figurones de la política lugareña. En fin obra de cirugía y de verdades lapidarias. Fue acallada por la conjura de los gamonales, clérigos y la bota de las autoridades policiales. Y nuestra labor fue así franca y sin tapujos, y, además, somos cholos para que los señoritos edulcorados y pudibundos se ocupen melin-drosamente, Y “Kuntur” seguirá mientras haya juventud aguerrida y viril, y maneje el cálamo para erigir picotas y decir las verdades rotundas y condenatorias y el rifle para defender todas las libertades y no coloque las posaderas en ninguna sinecura mendicada”.
En “La Sierra”, J. G. Guevara había realizado una campaña de desprestigio contra Saavedra y el Dr. Luis Velazco Aragón, creyendo que se escondían ambos con el pseudónimo de K’allata, y atacó con calumnias a Velazco tratándolo de tránsfuga y claudicante, esto motivó a que el iracundo panfletario respondiese con otro suelto titulado “Velazco Aragón y los cobardes calumniadores de “La Sierra” don de dice entre otras cosas: “Ahora resulto claudicante y tránsfuga, solamente desde la salida de KUNTUR, por haber yo acompañado con una colaboración a esa viril juventud que se impuso en buena hora la tarea de desinfectar moral, social e intelectualmente nuestro ambiente. Haciendo cabalmente lo que ninguna revista del Perú, de separar y dar por muerta toda ideología que no se ejemplarice con la vida y los actos del hombre. Pues, mi claudicación estaba en ello, en que estos jóvenes se dedicaron al asesinato intelectual de verdaderos tránsfugas y a veces también hicieron la autopsia de cadáveres insepultos. De ello yo no tengo la culpa. Por erigir la cirugía moral en un arte de decir verdades rotundas, KUNTUR ha tenido el honor de ser clausurada por las autoridades, cosa que no sucederá con “La Sierra” de Lima porque la megalomanía es inofensiva”. En el último acápite escribe “ Lo cierto de toda esta comedia bufa, es que aún clausurada sigue la revista KUNTUR cauterizando la purulenta llaga de los podridos. Figúrense si no serían de fuego los puntos de KUNTUR, cuando hoy en día, Guevarita el flamante director de “La Sierra” de Lima, no es sino un vulgar calumniador, como los calumniadores de todos los tiempos y épocas. Pues, el mérito de KUNTUR está en que ha quitado la careta a muchos, para exhibirlos tales como son”.
En el segundo número de Kuntur Aparecen colaboraciones de Federico More, César A. Rodríguez, Franz Tamayo, Velazco Aragón, Guillermo Mercado, Roberto Ojeda, José Frisancho, Julio Moreno, Alcides Arguedas, Agustín Rivero, Julio E. Torres, Sergio Caller, Federico Barret, Roberto Latorre, Carlos Valer, César González Willis, Julio G. Gutiérrez y un artículo en defensa de Kuntur por el maestro Luis Rafael Casanova. Con carátula grabada por Julio G. Gutiérrez y viñetas de José Sabogal, Alfonso González Gamarra y A. Frisancho. Gutiérrez escribió un artículo en defensa del patrimonio cultural con el título de “Una restauración bárbara”, protestando por la destrucción de valiosos lienzas de la catedral en manos de artesanos sin conocimiento de restauración.
Para 1928 los integrantes de Ande avanzaron en la organización y la polémica ideológica logrando un salto cualitativo desde el discurso lírico a la praxis revolucionaria, premunidos ya de la ideología del socialismo científico y la experiencia de la Revolución de Octubre, que los distinguió de la generación anterior de indigenistas románticos y brillantes teorizadores que, lamentablemente, cuando se vieron enfrentados a los regímenes reaccionarios, moderaron su discurso, sacrificaron su antiguo credo y se pusieron al servicio de la clase dominante, la feudalidad y el imperialismo, cuando otros optaron por el ostracismo, prefiriendo postergarse al margen de la lucha social, sindical o partidaria.

ANDE se adscribió secretamente al APRA en junio de 1928, sin comprometer a los otros grupos o células a los que conducía, cuando el Apra era, todavía, un movimiento continental sin pretensiones electoreras ni poses demagógicas, y rompió con él, denunciando las maniobras políticas de su líder fundador. Entonces se constituyó en Célula Comunista entre febrero y mayo de 1929, para cuyo efecto habían suscrito, cada uno de los participantes, con su sangre, una legendaria acta fundacional.
Ellos fueron: Oscar Rozas Terzi, Julio G. Gutiérrez Loayza, Sergio Caller Zavaleta, César González Willis, Julio Moreno Álvarez, César Vílchez Pimentel, Rafael E. Tupayachi Ferro, Alfonso González Gamarra y Julio E. Torres Ampuero. Por circunstancias diversas no concurrieron a la fundación Román Saavedra y Mariano Muñiz; Roberto Latorre, Casiano Rado, Carlos Valer y Aquiles Chacón, se integraron después. La Célula se afilió a la Internacional Comunista de Buenos Aires.

A esta generación insurgente, conocida como la generación del “Cusco Rojo”,cuyo despertar coincidió con el “advenimiento de la clase obrera en la arena política” se le deben: la organización del proletariado urbano y rural en sindicatos, federaciones y confederaciones (como el Sindicato de Construcción y Artes Decorativas, cuyo primer Secretario General fue Julio G. Gutiérrez; La Federación Obrera Local FOD, que después se denomino FTC y, finalmente, FDTC, cuyo primer Secretario General fue Agustín Rivero Ricalde); la organización del Primer Congreso Indígena en agosto de 1932, donde convocaron a sindicatos y células indígenas del Partido Comunista; el haber conseguido, mediante largas luchas, las principales conquistas de reivindicación social; el haber organizado los primeros partidos políticos de vanguardia (partido Aprista y partido Comunista) y haber fundado la prensa proletaria, para denunciar las matanzas de campesinos, las masacres de obreros y difundir la cultura proletaria (los periódicos “Constructor”, “El Ayllu” y “Jornada”); el haber generado, en medio del fragor de la lucha social, los primeros estudios sociales basados en una interpretación marxista de la historia, difundiendo y dando continuidad a la obra creadora del Amauta José Carlos Mariátegui. En esta tarea recuperaron la identidad cultural del pueblo rescatando las manifestaciones más genuinas del alma popular: el arte popular, la artesanía y el folklore.
A esta generación le cupo el honor de haberle dotado al proletariado cusqueño y peruano de armas ideológicas y políticas; organización y capacitación de líderes forjados en la lucha con los que se creó la tradición combativa del “Cusco Rojo”, que contribuyó con los héroes y mártires que entregaron, generosamente, su vida y su sangre en pro de sus ideales socialistas, personajes tales como: Rafael Tupayachi Ferro, primer mártir del magisterio peruano, torturado preso y muerto por los maltratos inferidos a su persona por la dictadura de Sánchez Cerro; Simón Herrera Farfán, heroico líder obrero torturado y asesinado por la dictadura de Odría; y posteriormente, la egregia figura de Emiliano Huamantica, líder obrero textil muerto con varios compañeros obreros en un accidente no esclarecido hasta hoy; Vicente Medrano, joven militante comunista que fuera arrastrado por la corriente del río en la prisión del Sepa; Alfredo Somocurcio, José Calvo Bohorquez, Mariano Poblete, Pascual Montaño, Enrique Miotta, Saturnino Huillca (campesino indígena), etc. Hasta los líderes recientes: Gregorio Ramos Mamani, (valiente defensor de los derechos populares, dirigente del FUDIC, en las jornadas de 1981-83), Roberto Rojas Grajeda (Diputado obrero), Rubén Acurio Rivas (Regidor obrero durante la alcaldía de Daniel Estrada Pérez) y los mártires populares Pedro Huilca Teqse e Iván Pérez Ruibal, asesinados por las fuerzas oscuras del terrorismo de estado y el terrorismo senderista..

Muchos intelectuales, maestros y líderes sociales se plegaron en la conducción de la lucha social tales como: Agustín Rivero, Mariano Fuentes Lira, Lucio Jáuregui, Sergio Peralta, Ángel Cereceda, Luis Coronado Flórez, Albino Enciso, Martín Pareja, César A. Concha, Julio C. Pastor, Pío A. Meza, Jacinto Torres y Luis A Sierra (dirigentes de la FOD); el artista Fuentes Lira fue expatriado a Bolivia, Nicasio Ramírez, Isidoro Leiva, Manuel Ramírez, Cupertino Mar, Segundo del Mar, José M. Obando, Moisés Vidal, Luis Nieto Miranda, Oswaldo Baca Mendoza, César Muñiz, Arturo Iturbe, los hermanos José y Gustavo Sotomayor Pérez, José Lira Rojas, Raúl Medina y Juan P. Gutiérrez (Dirigentes del movimiento de 1958, junto con Huamantica y Somocurcio), Lucio Bueno Villanueva, Carlos Núñez Anavitarte, Hugo Flórez Ugarte, Orestes Luízar Fernandez, Julio Dávila, Agustín Mamani, Marcos Arriola, Herbé Vidal, etc.

Toda esta lucha social desde los años treinta, precipitaron las reformas sociales que a fines de los sesenta, implementara desde el estado el gobierno de la Fuerza Armada del General Velasco Alvarado. Un gobierno formado por los mismos militares que, cansados de masacrar a su propio pueblo, se dieron cuenta que no había otra salida que liderar, ellos mismos, la ejecución de los cambios sociales.
Estos hechos entre 1924 a 1933, son narrados fidedignamente y documentadamente en la obra “Así Nació el Cusco Rojo” (1986) de Julio G. Gutiérrez Loayza. Esta obra es una de las tentativas más importantes para la construcción de la historia del movimiento social, obrero y popular del Cusco de los años 20 al 30; es un mensaje que fortifica y pertrecha a la clase obrera en su lucha antiimperialista por la liberación nacional y la creación del socialismo peruano.

Otra obra de interés en el estudio del movimiento social cusqueño y la formación del grupo Ande, es el libro “La Vertiente Cusqueña del Comunismo Peruano”, del Dr. Ferdinand Cuadros, en ella el autor ensaya una interpretación de los hechos a la luz de las propias actas del Grupo Ande, las mismas que las publicó en facsimilar en su obra. Las actas corresponden al grupo Ande en su etapa de formación de la Célula del APRA del Cusco que fue fundada en 8 de junio de 1928, después de la edición de “KUNTUR”. y culmina con la sesión del 15 de marzo de 1930, donde se anuncia la formación del Sindicato Obrero De Construcción y Artes Decorativas, dentro de las actividades de la FOD (Federación Obrera Departamental).
El ensayo comienza con un estudio de las Relaciones de producción en las tres primeras décadas del Cusco; Analiza la ideología de la época y los orígenes del pensamiento revolucionario del grupo Ande; La formación del pensamiento revolucionario: del grupo cultural el Ande a la Célula APRA, culminando la cuarta parte con el tema del Comunismo en el Cusco.
Estudiando las actas es posible seguir el desarrollo orgánico e ideológico del grupo Ande, y la influencia que tuvo en la juventud de la época por la abundante correspondencia con grupos del exterior como la Paz, Buenos Aires, La Habana, México, París y con grupos del país y de las provincias. Muchos personajes aparecen entre los 18 militantes :
Román Saavedra, N. Ramírez, Rafael Tupayachi, Sergio Caller, Oscar Rozas, Julio Moreno, Jorge Navarro, Manuel Castro, César González Willis, Jorge Venero, Julio G. Gutiérrez, Alfonso González Gamarra, Casiano Rado, Julio E. Torres, César Enríquez, César Vílchez, Segundo Castillo, Aquiles Chacón Almanza.
Antes del viraje hacia el comunismo eran 13 militantes, además se consideraron como militantes a Román Saavedra que estaba ausente y perseguido, en Puno; Rosa Rivero y Carlos Valer; Segundo Castillo que vivía en Urubamba y, más tarde, ingresaron Baltazar Jara Eguileta, Jorge Venero, Aníbal Alencastre, Víctor Coello y Andrés Alencastre, Julio Luna, (Muchos otros como Mariano Fuentes Lira, Oswaldo Baca Mendoza, pertenecían a los grupos barriales), habiéndose apartado de Ande, los siguientes: Antonio Carrasco, Adolfo Delgado, José Luis Rodríguez. Luis Llanos, Sergio Peralta. Ingresaron, en cambio, Rafael Tupayachi, Julio Enrique Torres, César Enríquez, Segundo Castillo, Casiano Rado, N. Ramírez, J. Navarro, Manuel Castro, Jorge Venero y Wilfrido Rozas. César Enríquez y Wilfrido Rozas se apartaron y ya al final ingresó Roberto Latorre, pese ha haber sido uno de los mentores de esta generación desde 1924, con su revista Kosko.

En conclusión: El Grupo Ande propició la Reforma Universitaria de 1927 para modernizar la enseñanza, democratizar el conocimiento e integrar la universidad al pueblo trabajador.
Su primer vocero: “PUTUTO”, Revista oral de critica arte y polémica, fue el ensayo juvenil que núcleo, educó, sensibilizó y esclareció ideológicamente a la generación del “Cusco Rojo”.
La revista KUNTUR, fue la fragua y el yunque donde se forjó el espíritu revolucionario y combativo de la Generación ANDE o de 1927.
El grupo ANDE, fue el semillero de los revolucionarios cusqueños que dotaron al movimiento popular de sus herramientas fundamentales: los Partidos políticos Aprista y comunista; los Sindicatos obreros y campesinos y sus centrales federales (FOD o FDTC).
Al recordar y homenajear a los integrantes del grupo ANDE, los descendientes, queremos mantener viva la pasión por transformar esta sociedad secuestrada por el capitalismo salvaje y el neoliberalismo, hacia la sociedad de oportunidades iguales con justicia social: el socialismo.
Cusco, noviembre del 2005.